Por qué creía que no me gustaba programar.

Azahara Fernández Guizán
6 min readJul 25, 2020

Llevo tiempo pensando porqué cuando era adolescente creía que no me gustaría programar y sin embargo, ahora es una de las actividades que más disfruto. Podría enumerar todas las cosas que hacen que programar para mí sea divertido, pero eso da para otro post.

Así que me puse a pensar en razones:

  1. No tenía ningún familiar que programase, ni cercano, ni lejano. Esto quiere decir que programar para mí, era simplemente la idea mental que yo me hacía de algo que veía en televisión, cine o en libros.
  2. En clase nunca programé, no, ni siquiera en la optativa de Informática en el instituto. Allí nos enseñaron un poco de Office, un poco de MS-DOS y ya está. Ni siquiera consiguieron mostrarme algo más allá del Word que yo considerase útil, (el Excel y el Powerpoint lo descubrí después y que horror de mis primeras presentaciones en la universidad).
  3. Lo que me mostraba la televisión y el cine dista mucho de lo que es realmente la programación.

Y este último punto es el que voy a analizar en este post. Es totalmente subjetivo, ya te aviso, porque como se trata de por qué a mí no me gustaba, voy a poner de ejemplo las series y las películas que marcaron mi infancia y principios de adolescencia.

Sólo televisión y cine, porque yo leía un montón, pero en ninguna novela recuerdo encontrar una persona dedicada a la tecnología como protagonista o siquiera coprotagonista. Si me basase en lo que leía, hubiese deseado ser escritora, investigadora, inspectora o dama del siglo XIX… pero vamos a centrarnos en el cine y la televisión.

También partimos de la base que mis padres no eran cinéfilos, y las pelis que se veían en casa eran las que daban por la tele, o las que yo insistía en sacar del videoclub. Al cine íbamos sólo cuando yo quería ver algo, así que todas las elecciones eran solo mías.

Las películas “tecnológicas” que me marcaron en los 80s.

De pequeña (yo soy de 1983), solía ver la tele por las tardes de los sábados y los domingos, mientras mi madre acababa las labores domésticas, antes de salir (habitualmente mi padre estaba trabajando porque tenía dos empleos). Recuerdo que mi madre supervisaba mis elecciones, pero tampoco es que hubiese mucho catálogo. Mis recuerdos o análisis, puede ser más infantil, pero es que era la edad que yo tenía. Así que si dejamos de lado películas románticas y de comedia, que siempre he adorado, estas son las películas que tienen algo que ver con tecnología:

Regreso al futuro. La vi unas cuantas veces, me encantaba. En esta peli aparecía la tecnología para viajar al futuro, algo que me apasionaba (hay que recordar que con 12 años me leí Historia del Tiempo de Stephen Hawking y mi profesora de ciencias no sabía como resolver mis dudas). Pero según lo que parecía para conseguir un descubrimiento así, tenías que ser un científico viejo y medio loco, hundido en la miseria. O bien, ser un chico muy molón, de esos que tenían muchos amigos. Algo que yo no era para nada, como mucho podría acabar siendo la científica loca…

Terminator. Esta película nunca me gustó, de hecho en mi cabeza el recuerdo que queda es que la tecnología podía tener un lado perverso y usarse para acciones bélicas.

Los cazafantasmas, en esta película me parecían increíbles las máquinas que habían ideado para atrapar fantasmas. Siempre me ha apasionado lo paranormal (hasta una sesión de ouija en la adolescencia que me dejó con pocas ganas de seguir jugando). El problema era que las máquinas eran relativamente complejas, tenían muchos cables y daban el aspecto de necesitar una destreza manual. Esto último, era algo de lo que yo carecía y bien que se demostraba en tecnología cada vez que tenía que coger sierra, martillo y chapa cumen.

Y como mucho mas añadiría, Poltergeist con una lectura similar a la anterior o ET el extraterrestre, en el que encima parecía que si eras capaz de conseguir algo maravilloso, llegaría el gobierno americano y te lo quitaría. No muy alagüeña mi visión tecnológica.

Series “tecnológicas” que me marcaron en los 80s.

Recuerdo con especial cariño al Equipo A, pero no tenía mucho de tecnología, aquellas que si llevaban algo o se acercaban fueron las siguientes:

El coche fantástico, donde nada menos que una mujer se encargaba de la ingeniería del coche. Aunque esto podría haberme animado, no es que el mundo de la automoción me llamase la atención y de hecho, lo poco que se veía era una pantalla negra, que conseguía codificar el coche. Luego además la protagonista era una chica segura de sí misma y muy bella, algo a lo que yo no podía aspirar. Me parecía genial el poder crear un coche así, pero no entendía como con un ordenador se llegaba a conseguir y me parecía confuso.

MacGyver, quien no lo adoraba. Me encantaba este hombre intrépido, que con sólo una navaja suiza, su imaginación e inteligencia, podía salir airoso de cualquier situación. Pero yo no empatizaba con él, porque seamos sinceros, yo era una chica gordita, con casi ningún amigo, patosa y a la que se le daban fatal las manualidades.

Películas “tecnológicas” que vi durante los 90s.

Aquí os vais a sorprender con las únicas dos que relaciono con la tecnología:

Parque jurásico, en la que unos científicos son capaces de reproducir dinosaurios y si, vale, sale una chica programando para abrir una puerta. Pero analicemos esto en detalle, entra en un sistema operativo (Unix) y navega en una pantalla negra con cajas rosas hasta encontrar un fichero, que le abre un mapa para activar las puertas. En ese momento la protagonista necesita destreza manual y sinceramente, esa programación parece fea y aburrida. Porque lo que sí parece alucinante es que por ingeniería genética puedas a partir de unos fósiles, volver a crear dinosaurios!!

Los hombres de negro, un peliculón. Pero de nuevo cualquier referencia a la programación son pantallas negras con letras verdes que se asemejan a lo poco que conocía de MS-DOS y que no me gustaba para nada. Luego la tecnología se usa para crear armas y coches, dos temáticas que no me atraían para nada.

Series “tecnológicas” que vi durante los 90s.

Aquí mi universo giraba en torno a Blossom, Buzzy, Cosas de Casa, El príncipe de Bel-air, Sabrina, Xena (¡ay, la adolescencia!)… así que sólo queda una candidata.

Expediente X, adoraba a Scully. Quería ser como ella, una mujer fuerte, pelirroja, que no destacaba por su belleza ( a pesar de ella), sino por su inteligencia. Resolvía misterios, tenía un modo de pensar que me encantaba y me sentía empoderada. Pero realmente, no recuerdo que en la serie se pusiera nada de programación, si que a su alrededor había mucha tecnología, pero no se veía a nadie programar.

¿Podría haber cambiado mi percepción?

Total que para mí la programación era algo que requería pantallas negras, que era mas que nada números y algoritmia. Lo usaban habitualmente hombres, mayores y con unas capacidades que yo no poseía (no era mala en matemáticas pero no se me daba igual de bien que lengua y literatura, química o biología, me oriento fatal, soy muy patosa…).

Si a esto le unimos que cuando me regalaron la Atari, me encantó, pero me frustraa porque siempre perdía en todos los juegos. Desde entonces, dejé de jugar a videojuegos porque la coordinación espacial es algo de lo que carezco. Con lo cual esto no era un aliciente para mí, como sí lo era para otros compañeros míos (sí, en mi clase no había ninguna chica que quisiera estudiar informática).

Y me pregunto ¿qué hubiese pasado si en clase hubiesen dado un taller de programación con un hola mundo?, ¿si yo hubiese visto que escribiendo unas órdenes de modo que el ordenador las entendiese podría hacer aplicaciones que me sirviesen: una agenda, una calculadora,…? Pues que probablemente, hubiese pensado otra cosa. Y por eso, siempre consideraré necesario acercar la tecnología a los colegios, porque sinceramente aún hoy día las series y las películas no muestran un fiel reflejo de la programación.

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Azahara Fernández Guizán

Software Developer at Sngular. PhD on Immunology, always learning and trying to share knowledge. Microsoft Most Value Professional on Developer Technologies.